Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://susanlsqp777654.blogprodesign.com/59778259/qué-dijo-materazzi-del-cabezazo-de-zidane